VARADA EN TU VENTURA
¡Qué dulce intimidad es esa tuya
de sentirte total y estar contigo!
Y nadie como tú. Los astros mismos
huyeron hacia el cielo su eminencia
por temor al naufragio. El pez de plata
—y tú nunca sabrás que el pez existe—
no es feliz en su azul y sueña en vidrios.
Todo es aspiración, ímpetu y flecha,
alma de pluma y éxodo de arena.
Pero la piedra es piedra solamente,
dueña de sí, segura en la firmeza
de ser y estar en su ordenado sitio.
Pedro García Cabrera