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Ni a la voz de la sombra del recuerdo.
Ni frente a las piteras ni a las islas.
Ni sobre los tirantes ventisqueros
se detendrá un instante la mirada
que te humedece todos los rincones.
Un destino veloz signa tu frente.
Y has de seguir así. Tus bisturíes
afilarán las torres y las cumbres,
las aguas de la mar y las esquinas.
Y se hincarán tan hondo en tus espejos
que han de sangrarte nieve los costados.
Pedro García Cabrera