LOS LIBROS
A José Manuel Blecua
Llegan todos los días libros. ¿Nuevos?
Albor primero, lumbre contenida,
noticias de dominios abolidos.
Abres, cierta cautela, azar y páginas.
¿Seguirá todo igual, vida, muerte, ruinas
del amor? Tú ya lejos.
Ávido lees. Desgana. Desaliento.
Irrespirable es el hedor del calco,
las lágrimas prestada glicerina,
gruesos cirios eléctricos alumbran
al amor en las cámaras ardientes.
¿Y esto era todo, aquel deslumbramiento?
Silencioso entreabres la ventana
y aspiras, desde alto, vasta noche.
Turba la madreselva y estás solo.
¿Salir ahora? No te espera nadie.
Vuelves a tus amigos reales: seminario
de Besançon, Fabricio
—las violetas de Parma junto al guante—,
Sor Teodora de Aransis, rúas húmedas
de Dublín. Vivos Joyce, Galdós, Stendhal.
Pablo García Baena