A LA LUNA
Suspiro de la noche, perla fría
que el estival ardor cambias en nieve.
Fuente donde la alondra trinos bebe,
azor de la nocturna cetrería.
Alas que navegáis la helada ría
del cielo en brazos de la brisa leve.
Rosa dormida en luz, de donde llueve
frescura de silencio y melodía.
Amantes que en la noche serenada
empañáis los cristales de la luna
con el suspiro que os destroza el seno:
besad, que ya la aurora viene alada,
antes que Febo salte de su cuna
y que el olvido vierta su veneno.
Pablo García Baena