FÁBULAS
I
Apenas un hilillo de luz brota del alma,
se repliega a lo hondo
y con tonos menores, ejecuta
melodías humildes, sigilosas,
esos cantos secretos y lejanos,
incomprensibles casi
que dejan un aroma suave como un arrullo.
II
Desde el centro del bosque vienen tañidos
de arpas no pulsadas por manos,
quizás el viento
arranque de sus cuerdas esa música,
quizás rayos, presencias invisibles
guiados por la reina de las hadas.
Descubrirlo supone una aventura
y un peligro infinito.
III
Tras vencer enemigos y dragones,
desencantar doncellas,
liberar caballeros traicionados,
regresa Palomides a la corte de Arturo.
La round-table le aguarda de pie, con la corona
de laurel junto al trono.
Una dama velada ha de ceñírsela.
¿Isolda? Palomides mira a Tristán
que lo saluda con secreta envidia
y baja la cabeza.
IV
Se ha visto en el jardín al unicornio
junto a la antigua fuente, casi exhausta
donde la hija del rey pasa sus tardes
tocando el arpa y recogiendo flores.
Cuentan que se ha acercado a la doncella,
se ha arrodillado, preso de algún extraño efluvio
y ella le ha mostrado la palma de su mano
donde un botón de rosa empieza a abrirse.
Lourdes Rensoli