NO SOY VUESTRO SEÑOR
A María del Pilar
No, vuestro señor es verídico,
—podría jurar que existe—
y, ¿cómo sé que os face felice?
el desamor dél prende virutas
en el alma vuestra
y os mueve el corazón.
¿Que vos queréis a vuestro señor?
¡Que os guarde bien,
que os mida bien!
Vuestro señor es verídico
—podría acertar
si dijera que os conoce—,
pero si yo os conociere,
¡Íntegro jardín de noche
en un ramo de soles
y de constelaciones hechas ríos,
sin considerar a los marinos,
yo le regalara!
Yo os conozco aquella sonrisa inmaculada,
yo pienso vuestra mirada:
el mar nació de vuestra mirada.
¡Si tan sólo usted un punto pensara
en cuanto diera yo por vuestra alma!
Yo digo que vuestra alma
tiene la edad de una estrella blanca,
¡yo digo que vuestro señor
no dejó su corazón,
como yo olvide el mío con todas sus veras,
tirado en vuestra puerta!
Jorge Antonio Pérez Hernández, septiembre de 2002