NOCTURNO
A María del Pilar
No se aflija si le digo
que no se asuste si la escribo
ni huya mis suspiros
si sólo yo, conmigo
he dicho que sí,
sí le he querido.
Acaso es el cielo testigo
que en las noches yo camino
entre lluvias y destinos
de tardes y me consuelo
a veces diciendo
su nombre
entre matorrales de noche:
sin arena de estrellas.
Y no le digo esto,
no, no se lo digo
ni aunque me mire se lo digo
esto es lo mío
esto es lo que yo guardo
y no sé cuando
ni dónde, ni cómo
hacer el silencio más mío.
y la pregunta viene sin sonido,
cerca, más cerca de mi oído,
como la sombra de la sombra
¿cómo es la noche a esta hora?
No puedo ver la noche
sin pensarla barnizada toda
de su cabello
¿y cómo es su cabello?
no lo sé,
nunca se lo pedí,
sólo lo he visto.
Y entre que la quiero
y que la he querido
y me he callado
y no lo ha sabido,
sé que se aflije si le digo
que no se asuste si le escribo
un amor más, de su libro
de corazones sin dueño:
corazones llenos de suspiros.
Jorge Antonio Pérez Hernández, septiembre de 2002