NADA QUEDARÁ
Qué claras maravillas
fuimos, desnudos, rebeldes, amantes
siempre, apenas prójimos.
Y sin embargo, me hablas, me piensas,
me susurras, me besas, me desnudas
y aun así te amo...
Ambos conocimos
el lento devenir que todo cambia,
la corta raíz del beso hallado,
los inquietos placeres
arbitrarios, que van uno tras otro,
ciegos y desesperados, en busca
de la caricia dormida ayer noche.
Pero en el tránsito nos perdimos.
Soñábamos tal vez.
Abrazados y solos, como cuando
necesito pensar en ti y callo.
La tentación del silencio fingido
y esa mirada perdida allá donde
no estuve ni llegaré de tu mano,
es la señal. Lo sé. Qué lejos somos,
aunque me rozan tus largos cabellos.
Incapaz de otra derrota, mañana
me enamoraras de nuevo. Relájate,
todo es igual y diferente. Nada
quedará. Es nuestra verdad oculta.
José Garés Crespo