SOBREVIVIENTES
Surge en lo alto de la calle el campanario
y el rosetón de la iglesia.
Retorna silenciosa
la nueva estación y sus fogatas. Y los cipreses
que van creciendo de las ruinas
como torres mutiladas.
Una lluvia de bellotas cae desde el follaje.
Una lluvia de hojas cubre pudorosa
el rostro de los muertos. Y en los canales
que fluyen hacia el río, una ceniza
de otoño cubre pudorosa
los muertos disgregados.
Tristes cruces se elevan en las quintas
y en los senderos del parque.
Cada tierra es un páramo; cada árbol se nutre
de un cuerpo cribado. Al atardecer,
los sobrevivientes encalamos las moradas
como en un antiguo presagio de peste.
Guillermo Pilía
Incluido en Antología poética (1979-2000).