LA CORONA INMORTAL
La carrera de un extremo hasta el otro
de la avenida, no tenía más finalidad
que la victoria. Aun más gratuita
que la carrera del atleta en el estadio
que no aguardaba otro premio que el ramo
de olivo o la corona de laurel,
que pronto se marchitan.
Lejos estábamos aún
de anhelar el ramo o la corona
de los atletas; lejos
con más razón de buscar la corona
de la inmortalidad victoriosa,
con la que imaginábamos ceñida la frente
de nuestros muertos queridos.
Guillermo Pilía
Incluido en Antología poética (1979-2000).