BARRACAS DIFERENTES
Cometemos el fatal error de pretender
el normal funcionamiento de las cosas
con la misma tozudez
que fabricamos árboles geométricos.
Contemplamos el pan futuro
en las espigas de trigo,
nuestro derecho obtenido
por principios racionales,
o por ocupar un lugar en la mesa.
Y día a día
en la medida que nos alejamos
del punto de partida,
concebimos que las tierras de Barret
existen más allá de
la bucólica sonrisa del vecino,
del empleado público
y del otro que sentencia:
—«la ignorancia es peor que el
analfabetismo».
Cometemos el error de pretender
vivir ajenos del capricho ajeno,
y de las rabiosas dentelladas
que las bestias sin vida propia,
reparten en el extremo del círculo:
en ese punto cada rostro
organiza una infinita cadena algorítmica
como gotas de un tremendo aguacero:
pasiones atravesadas por metáforas inexpresables.
El futuro, simplemente,
es algo que puede suceder,
donde las cosas resuelven
un cuadro de Archimboldo.
Vivimos de la entropía.
Comemos de la entropía.
Y nos vestimos como los fantasmas
para que nos reconozcan:
zapatos calzados
en el centro de las cosas.
Pantalones y camisas
botón a botón
y un sweater sobre los hombros, cayendo
con la misma libertad de una cascada
en armonía cromática
con la fina campera de media estación,
porque la justa temperatura del cuerpo también necesita memoria
por si a caso.
Gonzalo José Bartha