LA AUSENCIA
Si echaran a volar las aves
y sobre las noches claras
reinaran solo las copas de los árboles,
resurgiría quizá mi sonrisa,
como saludando a las ganas
de tenerte entre las sombras,
de hacerte prisionera, amiga,
esclava, extraña.
Y la luna, un refugio de arena,
trozos de hojas secas sobre tu pelo,
el contorno humedecido,
un sendero que oculta las siluetas.
Y el viento recorriendo las mareas,
y el olor a musgo y frío,
y las manos que se acuerdan de quererte,
y el rocío, y la luz tenue,
y la ausencia.
Alonso Véner