XII
BALANZA
Tu Padre, con sus manos tenebrosas
bajo las tuyas, que la sangre alumbra,
tiene a tu cruz la inmensidad cubriendo,
como balanza de pesar estrellas. Isaías XI, 12.
Da libertad tu diestra ya enclavada,
y a la igualdad nos citas con la mano
del corazón, que te igualó a nosotros
—siendo las dos un mismo travesaño—;
y entre ambos brazos de la cruz al cielo,
como retoño, de tu pecho sube
de la fraternidad la fuerte viga,
de tu lecho de muerte cabecera
y sostén de la Gloria. Y es un trébol
la copa de tu cruz, que en lozanía
trasunta al triple Dios. El infinito
sostienes Tú, y del linaje humano
la unidad: por tu cuerpo hermanos somos
y de tu padre hijos. Brilla el pliego
donde astuto Pilatos pretendiera
de tu realeza atestiguar el rango
sobre la cabecera de tu féretro.
Te hizo la muerte rey, a Ti, que huiste Juan VI, 15.
de serlo proclamado por las turbas
cuando saciaste su hambre con tu don.
Miguel de Unamuno