XXVI
LIRIO
Lirio del valle del dolor, regado
de Adán con el sudor y con las lágrimas;
blanco lirio entre cardos, como copa
Tú el rocío del cielo nos recoges
y en vino nos lo escancias. De la tierra
brotar la humanidad te hizo, en anhelo
de ser madre con Dios, a quien pedía, Génesis XXX, 1.
como a Jacob Raquel, clamando a gritos:
«¡Dame un hijo de Ti, si no, me muero!»
Y al ser madre Raquel murió dichosa, Génesis XXXV, 18, etc.
Benjamín, que era el hijo de la diestra,
dando con su postrer aliento al cielo.
Y en el camino de Belén, tu cuna,
fue sepultada, para que sus huesos
maternales del sacro, que llevaron
a Benjamín, de amor se estremecieran
en el polvo al sentir de tus vagidos
el eco a que la tierra retembló.
Miguel de Unamuno