V
LUNA
Yo soy la luz del mundo.
Juan, VIII, 12
Luna desnuda en la estrellada noche
desnuda del espíritu, conviértense
a ti nuestras miradas, ¡oh lucero
del valle de amarguras! Pues nosotros
pobres hombres, no más así podemos
cuerpo a cuerpo mirarte. Eres el Hombre,
y en tu divina desnudez nos llega
del sol encegador la eterna lumbre.
Tú al retratar a Dios nos pregonaste
que somos hombres, esto es: somos dioses, Juan, X. 34 Salmo LXXXI, 6.
y a tu lumbre, lucero de las almas,
los mármoles helénicos cobraron
nueva luz, y a los dioses del Olimpo
los vimos a la busca de tu padre:
Homero de la mano de Isaías,
Sócrates con Daniel buscando al hombre.
La humanidad, la hija de Dios, que Sócrates
con la razón, que es astrolabio y brújula,
descubriera. Tú, Cristo, conquistaste
con tu espada de amor, que es brasa pura,
¡oh león de Judá, rey del desierto!
Bautizados los dioses, convertidos
y contritos, cumplieron penitencia
y escoltan a las gentes a tu leno,
para que allí de Ti, del Hombre eterno,
se percaten del todo que hombres son.
Miguel de Unamuno