CXIX
A CLARÍN 1
Dios te guarde, bufón de la tragedia,
tú que yeldas 2 el llanto con la risa;
cuando la muerte al corazón asedia
la frente nos enjuga fresca brisa,
tu alegre aliento que el pesar remedia
siquiera por un rato, y en tal guisa
cabe vivir, pues que sin ti la acedia
acabaría con el alma a prisa.
Eres, bufón, la sal de la congoja,
gracias a ti perdura el alimento
que es de la vida espiritual sustento;
sólo dispara el arco que se afloja;
para poder vivir, sufrir, reímos,
riamos, pues, ya que a sufrir nacimos.
Salamanca, 29-XII-1910.
Miguel de Unamuno
1 ¿Necesitaré advertir que el Clarín a que este soneto se refiere es el gracioso de «La vida es sueño» y no el difunto Leopoldo Alas, cuya memoria me es veneranda? Sin embargo un joven crítico, notable por su atolondramiento y su afición a las citas oportunas o inoportunas en lenguas extranjeras que conoce mal o apenas conoce, me atribuyó el que yo llamase a Víctor Hugo idiota porque hice una cita de «Las Contemplaciones» del Idiota. (Viri docti et sancti Idiotæ Contemplationes de Amore Divino) obra de mística muy conocida entre personas devotas.
2 Y como quien quiera corregir ha de empezar por corregirse, para dar ejemplo he de rectificar un error que deslicé en una nota de mi libro de Poesías, error que me llevó a dar al vocablo yeldar, que en este soneto se usa, un sentido que se aparta algo del que realmente tiene. Seducido por una falsa y atropellada etimología en que me obstiné y es la de hacerlo derivar de gélida me empeñé en que yeldarse significase «cuajarse, endurecerse una masa blanda y sobre todo el pan» cuando en realidad lo emplean aquí en el sentido de fermentar, levantarse la masa de pan y deriva del latín lévita que da en leonés lieh do-lleldo-yeldo y en castellano lleudo-lludo. Ambas formas, yeldo y lludo se usan por acá y ni una ni otra figuran en el diccionario oficial. (Nota del Autor)