CXVI
LA VIRGEN DEL CAMINO
Oh alma sin hogar, alma andariega
que duermes al hostigo a cielo raso
trillando los senderos al acaso
bajo la fe de una esperanza ciega.
Ese cielo, tu padre, que te niega
paz y reposo, bríndate al ocaso
roja torre de nubes en que el vaso
que ha de aplacar tu sed al fin te entrega.
Una noche, al pasar, en una ermita
te acogiste a dormir; sueño divino
bajó a tus ojos desde la bendita
sonrisa de la Virgen del Camino,
y ese sueño es la estrella en que está escrita
la cifra en que se encierra tu destino.
Salamanca, 15-XII-1910.
Miguel de Unamuno