XXIV
¡O CRUZ U ORO!
Sobre el pecho, colgada de tu cuello,
una cruz de oro refulgente llevas
dando así al mundo acrisoladas pruebas
de cristiana. En tu rostro, un día bello,
los afeites e insomnios triste sello
de amor venal dejaron. ¡Pobres Evas
que del pecado en las hediondas cuevas
de la imagen de Dios el fiel destello
borráis! En vez de redentor ariete
de contrición que rompa tu desdoro,
en tu pecho es sacrilego alcahuete
ese signo que finge tu decoro;
mas su doble reclamo es de falsete,
¡pues o sobra la cruz o sobra el oro!
En el tren de Pancorbo a Burgos, 20-IX-1910.
Miguel de Unamuno