EL ROSARIO DEL AMOR
—¿Me quieres? —¡Sí! —No digas sí... —¡Te quiero!
—Di que me quieres otra vez... —¡Te adoro!...
—Te adoro... ¡no! —¡Te quiero, mi tesoro,
mi bien, mi vida, mi universo entero!
¡No creo más que en ti, sólo en ti espero,
tu amor no más, no más tu amor imploro!
—Otra vez dímelo, piquito de oro,
¿me quieres, di? —¡Dímelo tú primero!
Así las cuentas del rosario pasan,
rosario del amor, llegan a un gloria
donde las bocas en silencio casan,
y a otro misterio van... La eterna historia
en que con goces su miseria amasan,
de olvido alimentando a la memoria.
Miguel de Unamuno