SOLEMNE VERBUM
En torno de una lámpara
que una mesa votiva toda dora
tres sacerdotes doblan sus cabezas
tonsuradas brillando las coronas.
Parecen inclinarse en grave rito
de incruento sacrificio; de sus bocas,
raras palabras graves
a veces brotan.
Breves frases cortadas,
palabras misteriosas,
y sus manos ofician
en extraño misal de sueltas hojas.
De pronto uno su brazo
alza en gesto litúrgico y entona
cual de antífona grave una palabra,
una palabra sola,
que es la suprema
la decisiva: ¡bola!
«¡Y de solo!», los diáconos a coro;
y uno con sorna
«solemne verbum hoc; in anno solum!
—fama de latinista el hombre goza—
niquiscotiavit nos verbum solemne!»
y volviéndose al rito, en él se engolfan
los medianeros ante Dios, de espíritu
henchidos. Ad maiore Dei gloriam
Ecclesiaeque Romanae...
¡ruede la bola!
[1906]
Miguel de Unamuno