NO ERES TUYA
No eres tuya, no eres tuya; no recuerdas;
no te quieres, no te quieres, pobre niña,
y si no recuerdas, dime, ¿cómo quieres
llamar tuya a esa tu vida?
Esa tu alma, —así la llamas— niña, dime,
si en tu pecho de recuerdos no es tejida
¿Cómo es alma? ¿Cómo es tuya?
¿Cómo vive?
¡Vives muerta, pobrecilla!
Llegará un día muy triste, no lo dudes,
en que llores en silencio de agonía
porque no puedas querer a quien te quiera
y ¡ay de tu alma en aquel día!
Buscarás en las honduras de tu pecho,
llanto tierno como riego de la dicha,
¡seco encontrarás el corazón y muerta
la corriente de la vida!
No te quieres, no te quieres, ¡desgraciada!,
y si no sabes quererte, pobre niña,
cuando de otros el cariño necesites
será la hora ya tardía.
Búscate alma en el recuerdo y serás tuya;
nunca olvides, nunca olvides, que el que olvida
pierde el alma y no la encuentra, y es su muerte
al morir definitiva.
[Dic. 1906]
Miguel de Unamuno