IDILIO MATINAL
Para Saúl Navarro
La primavera tiende sobre todas las cosas
su mirífico manto de frescura y candor,
y, así como en los surcos de la tierra las rosas,
se abren, en los del alma, las rosas del amor.
Por el jardín en fiesta pasan dos mariposas,
—dos góndolas muy leves en que viaja el color—
y su vuelo sosiegan fatigadas y ansiosas,
ésta sobre una rama; la otra sobre una flor.
En el húmedo cáliz aliabierta, extasiada,
se le ofrece al amante que, buscando a la amada,
despliega en el ambiente las dos alas de tul.
Orientado en su giro por el ansia divina,
llega, posa sobre ella, y en la paz matutina
tiembla desfalleciendo como una llama azul.
Miguel Rasch Isla