SILVANO
Cuando en el aula de mis padres regia
Hijo del bosque a visitarte vine,
Me preferiste entre amadores ciento,
Lálage hermosa.
Cedí al imperio de tus claros ojos:
Te amé, me amaste: de tu fe jurada
Testigo el cielo, y que te vi en mis brazos
Ebrio de gloria.
¡Y ahora sin causa me aborreces! Y ahora
·Con ceño injusto me rechazas fiera,
.O con glacial indiferencia admites
Mi ósculo tierno!
¿Qué te hice yo para tan vil mudanza?
¡Ay! ¿Qué me sirve apellidarte esposa,
Ni que llama del amor más puro
Arda en mi peoho?
Por ti dejé mi libertad bravía
Y el fuerte cetro que empuñé en los bosques:
Bosques, y grutas, y sagradas fuentes
Lloran mi ausencia.
¡Adiós .por siempre! A mi nativa selva
Triste y doliente y moribundo torno:
Con magas hierbas sanarán mi herida
Ninfas agrestes.
Miguel Antonio Caro