CIEGO DE NACIMIENTO
(Joan, Cap. IX)
"Et facta est lux"
¿Qué hace ese pobre ciego al margen del camino?
¿Para qué está en el mundo quien ciego al mundo vino
Con nombre de intelice?
¡Silencio! El representa la humanidad caída,
Que poniendo en el cielo la vista amortecida,
"¡Una limosna!" dice.
Este es el hombre mismo, el pecador doliente
Que sentado en el polvo, mustia la regia frente,
Humilde pordiosea.
¿Qué pide? el pan del alma; luz y verdad mendiga1.
Tiene el presentimiento que al fin el Señor diga:
"La luz del alma sea".
Sidonio afortunado, tú serás la figura
De este excelso misterio, de esta gran aventura;
¿Y habrá quien desespere?
Dios nacer deja al ciego para que luz reciba;
Dios caer deja al hombre para que se alce y viva;
Misericordia quiere.
¡Oh, ved la luz del alma; oh, ved la luz del mundo!
Su majestad velando, Jesús de amor profundo
Ejerce ministerio.
Virtud lleva consigo doquier su pie dirija;
Jesús ve al pobre ciego, y en él sus ojos fija:
¡Oh mirada! ¡oh misterio!
Jesús se acerca al ciego; su aliento soberano
Deja húmedo en el polvo caer, y al ojo humano
ya mustio, el lodo aplica.
La luz va a dar al ciego, va a darla al mundo todo:
Pues, luminoso emblema, su aliento unido a lodo
Su encarnacíón publica.
Jesús junta a este emblema otro emblema elocuente,
Que él con obras nos habla; de Siloé en la fuente
Lavarse al ciego ordena;
Y así al mundo se ostenta por víctima enviado
Que larva con su sangre las manchas del pecado
Y redime la pena.
¿Y este es aquel mendigo? Ya el párpado alza y gira
El ojo en su amplia órbita, los horizontes mira
Y el infinito cielo.
Nada le satisface, aunque todo le encanta;
Y por el autor mismo de maravilla tanta
Pregunta con anhelo.
Sidonio, tu ignorancia semeja el extravío
Del mundo, que antes ciego, la espalda ha vuelto impío.
Miguel Antonio Caro
1 Emitte lucen tuam et veritatem tuam. Ps. XLII. 3.