A HORACIO
¡Cantaste, oh vate! y de tu canto ufano,
«Alcé», —dijiste—, «eterno monumento,
Que ni la lluvia gastará ni el viento,
Ni raudo el tiempo con secreta mano.1
»Del confín boreal, de yelos cano,
A las arenas líbicas, mi acento
Sonará; desde el Bósforo violento
Hasta el mar bonancible gaditano».2
Tal en el sacro bosque tiburtino
Dijiste; y se cumplió tu profecía,
Ínclito padre del laúd latino.
¡Mas no soñaste que tu voz un día,
Salvado el puerto de Hércules divino,
A encantar otros mundos volaría!
Miguel Antonio Caro
1 Exegi monumentum aere perennius...
Quod non imber edax, non Aquilo impotens
Possit diruere, aut innumerabilis
Annorum series, et fuga temporum.— CARM. III. 80.
2 Visam gementis litora Bospori,
Syrtesque Gaetulas, canorus
Ales, Hyperboreosque campos.
...me peritus
Discet Iber.... Ib, II. 20.