PRO SENECTUTE
Tú, que emprendiste bajo albor temprano
la áspera senda con ardiente brío
y ora inclinado y con andar tardío,
rigiendo vas el báculo de anciano:
Torpe el sentido y el cabello cano
no te acobarden, ni el sepulcro frío
contemples con doliente desvarío,
de rápido descenso el fin cercano.
Fúlgida luz la vista te oscurece;
argentó tu cabeza nieve pura;
cesas de oír porque el silencio crece;
te encorvas, porque vences la fragura;
anhelas, porque el aire se enrarece:
llegando vas a coronar la altura!
Miguel Antonio Caro