TOÑO, EL GASEOSO
Aquel ventoso Toño de intestinos geniales,
¿cuántos quieres —decía— de mis vientos biológicos?
Y a voluntad las fugas, mágicos pero lógicos,
de sus tripas hambrientas sacaba vendavales.
Redondo a golpes, Toño, casi como la tierra,
la gracia de su grasa no lo dejó ser bajo...
Sonriéndole a la vida que se le dio tan perra,
ponía humor en donde... pone otro un carajo.
Y adelgazando ocultos suspiros de raciones
en flautas culinarias tras chismosos calzones
entraba a las narices desde su vientre en guerra.
Qué alegre fue este ano de hondas respiraciones;
tuerto como un pirata, pudo vencer la tierra
este Toño de atómicos maricones ciclones.
Manuel del Cabral