LA CALANDRIA
Escala, escala, escala,
Alegra, alegra, alegra
La inmensidad aun negra
Que ya trasluce en su ala.
Altísima se absorbe
Cantando cielo adentro,
Y aquel canto es el centro
Palpitante del orbe.
Canta, y de su alegría
Nace el azul divino,
Y en el cristal del trino
Se va aclarando el día.
El cielo, sobre el mar,
Es un jardín ligero,
Donde inclina el lucero
Su botón de azahar.
Y en idilio pueril,
Tras un vago arrebol,
Se encumbra el canto al sol,
Sutil, sutil, sutil...
Leopoldo Lugones