LA MAÑANA
Es la brisa tibia y leda
Un aroma que desmaya.
Tendido al sol en la playa
Peina el mar canas de seda.
Rodando su azul gigante
Que de nubes se enmaraña,
El cielo es una montaña
De mármol y de diamante.
En la arena, apenas rota,
Escribe asidua la espuma,
Y le dan papel y pluma
Las alas de la gaviota.
Y en idilio pueril,
Tras un vago arrebol,
Se encumbra el canto al sol,
Sutil, sutil, sutil...
Leopoldo Lugones