LEJOS DE TODA POMPA, DE TODO RUIDO VANO
Lejos de toda pompa, de todo ruido vano,
tallando lentamente los mármoles prosigo;
¡oh, soledad, oh fuente fecunda, te bendigo
aunque la meta es ardua y el triunfo está lejano!
¡No importa! Desterrado del torbellino humano,
la gran visión interna del ideal persigo;
quien niega la divina belleza es mi enemigo;
el que medita y sueña y armoniza, mi hermano.
Todo laurel inclina la hostilidad del viento;
de insomnio y de fatiga se nutre el pensamiento;
alza en la noche su zafir lejana estrella…
Artista, el bloque duro tu genio desafía;
arranca de sus hondas entrañas poesía
y surgirá la estatua deslumbradora y bella.
Leopoldo Díaz