LÁSTIMA QUE NO VALGAN LOS VALORES ETERNOS
Lástima que no valgan los valores eternos
para salvar los charcos de un agua ensangrentada.
Todos fuimos cogidos por trágicos inviernos.
De esa aventura triste ya no nos salva nada.
Esos que fueron puros también se han salpicado.
Libres y espirituales, la realidad los cerca.
Que no piensen que todo está por fin juzgado.
La culpa que les toca es una loba terca.
Las torres de marfil están sitiadas.
El tiempo llega siempre, pegajoso y espeso.
Si alguien quiere salir, ya se ha hecho tarde.
Pobres conciencias puras, quedaron atrapadas.
Pobre arte en libertad, quedó de pronto preso.
La realidad por todos los costados hoy arde.
Leopoldo de Luis