VIII
(EN EL AIRE)
Azul. Vemos pasar. ¿Ángeles? ¿Plumas?
Nubes sencillas, leves, bajo el ala.
Lejos la rosa triste de la tierra
se abre a la luz de la mañana.
Todo puro, intocado, todo nuevo
como la aurora, como la esperanza.
Ya no es verdad aquella sombra injusta,
aquella incertidumbre, aquellas lágrimas.
Todo sencillo: estamos. Este peso
nuestro a la tierra inmóvil ya no grava.
Nos envuelve la luz únicamente;
bajo nosotros pasa.
Todo recuperado en un instante
como un golpe de sol. Los ojos se alzan.
Nos vemos estrenando la aventura.
Detrás no queda nada.
¿Todo será verdad? ¿Todo consigue
ser verdad sin palabras?
El corazón llevamos, casi mar,
dormido en la bonanza.
Pero no puede ser. La arena vuelve
a lastrarnos el alma.
Queremos escapar, pero en el pecho
llevamos siempre tierra de nostalgia.
Leopoldo de Luis