SIN APRENDER EL ALFABETO
La choza que se mira en el camino,
medio inclinada en un corral, me apena
y oprime el corazón... Es mi destino
vivir en la ciudad, en la colmena
de la ciudad, donde nos mata el vino
y la vida social nos envenena.
¡Y yo que pude ser un campesino
de esos que se santiguan cuando truena!
¡Y yo que pude ser lo que sería
si me hubiesen mandado a una alquería
y no a una escuela elemental! Cazurro
de los bosques, ¡qué bien hubiera estado
sin aprender ni el alfabeto, alado
como el ave y paciente como el burro!
Luis Carlos López