CALLE DE LAS FLORES
En esa oscura calle que pudiera
ser un primor entre diez mil primores
no existe ni una flor, ni una siquiera
y se llama “la calle de las Flores”...!
Bizcos solares… ¡Ni una triste acera
de aquel jardín abierto a los amores
clandestinos del barrio, allá en la era
de los muy sapientísimos oidores...!
Marchito el ramillete y roto el vaso,
las gallinas escarban en los restos
de inconfesables cosas, entre olores
que si no surgen de un vergel, acaso
vengan de algún zambullo y de otros tiestos...
¡Y aún se llama la calle de las Flores!
Luis Carlos López