EL TRASHUMANTE MATEO
Conoce, pues trajina por pueblos y caminos,
medio mundo. Es un raro músico de arrabal,
de trágica melena, grandes ojos bovinos,
crepusculares ojos de soñador sensual.
Fue fraile inverosímil, turnó con asesinos,
mercachifle ambulante, sacapotra genial,
tiró el dado en las mesas de todos los casinos,
durmiendo en un palacio como en un hospital.
Y hoy torna, fatigado de su larga odisea
de vagabundo, a esta soporífera aldea,
para después, acaso, sin saber con qué fin,
bifurcarse por otra ruta desconocida,
siempre exótico, siempre bajo la misma vida,
zurciendo su inefable tristeza en el violín...
Luis Carlos López