LA MARSELLESA
Himno, plegaria, reto, clamor, voto sagrado,
implacable anatema, grito de libertad,
La Marsellesa llega, bramando, del pasado,
como si en ella hablara toda la humanidad.
Esculpida en el Arco sublime de la Estrella,
frente a la efigie regia del isleño inmortal,
parece en este día convertirse en centella
y pasar sobre el mundo en un vuelo triunfal.
Iracundos rumores de muchedumbre fieras,
redobles de tambores, desfiles de banderas,
tronar de los cañones y toques de clarín;
la purificadora hoz de la guillotina,
del humano derecho la cifra diamantina...
Todo eso hoy, Francia, evoca tu cántico viril.
Juan E. O'Leary