SERENATA
Virgen de negros ojos,
De faz morena,
Tus pálidas mejillas
Son de azucena,
Tu aliento aroma,
Tu voz es el arrullo
De la paloma.
Serena está la noche,
Callado el viento;
Lleno está de esperanzas
Mi pensamiento.
Sueño con ellas,
A la luz moribunda
De las estrellas.
Niña de casta frente,
De labios rojos,
Todo el sol del estío
Brilla en tus ojos.
Flor delicada,
Aún más hermosa fueras
Enamorada.
Que es amor alegría,
Luz y consuelo;
Manantial de esperanzas,
Sombras del cielo,
Rico tesoro,
Sueño que el alma viste
De nácar y oro.
Honda sed me devora,
Y es sed de amores,
Que no apaga el rocío
Que hay en las flores.
Duermes en calma,
Y el fuego de tus ojos
Arde en mi alma.
Un ángel tu sonrisa
De gracias llena;
Tus pálidas mejillas
Son de azucena,
Tu aliento aroma,
Tu voz es el arrullo
De la paloma.
Dime que no suspiras
Porque no advierta
Que me escuchas llorando,
Que estás despierta.
Flor delicada,
Dime que oyes mis cantos
Enamorada.
Corazón sin amores
Es, alma mía,
Arroyo sin corriente,
Planta sombría,
Que se consume
Sin dar fruto ni sombra,
Flor ni perfume.
Calma esta sed ardiente
Que me devora:
Mira, rompiendo nubes
Viene la aurora;
Su luz es pura,
Y el amor es el alma
De la hermosura.
Adiós: triste he venido,
Me voy más triste,
Porque el sol de colores
Los campos viste.
¡Ay! tú no alcanzas
Que mueren con la noche
Mis esperanzas.
José Selgas y Carrasco