EL CREPÚSCULO
Como brilla en los hermosos
Azules ojos de Lálage,
Bajo sus leves pestañas
Una lágrima inefable;
Así al espirar el día,
Entre ligeros celajes,
Brilla en el azul del cielo
El lucero de la tarde.
Todo es aroma en las flores,
Todo es arrullo en las aves,
Toda es murmullos el agua,
Todo es suspiros el aire.
Dócil niebla se suspende
Por los contornos del valle,
Como la dicha ligera,
Como la esperanza frágil.
Y entre la luz y la sombra
En lágrimas se deshace,
Como el amor de una virgen,
Como el aliento de un ángel.
De las desiertas montañas,
Sobre las cumbres salvajes
A reposar en sus nidos
Van las águilas reales;
Y a las vertientes risueñas,
Que forman distintos cauces,
A beber sus aguas limpias
Bajan palomas torcaces.
Todo es esencia en las flores,
Todo es arrullo en las aves,
Toda es sollozos el agua,
Todo es gemidos el aire.
La luz y la sombra juntas
Confundidas se reparten
Y de la luz y la sombra
Tibio el crepúsculo nace.
Del cercano caserío
Sube en blancas espirales
El humo que se dilata,
Y se pierde al dilatarse.
Juntos la noche y el día
La luz y la sombra parten,
Y cubren los horizontes
De caprichosos encajes.
Hora de triste esperanza,
Llena de encantos fugaces,
De dulce melancolía,
De misterio impenetrable,
Tú apareces en el cielo
Húmeda, lenta y suave,
Como en el alma abrasada
Del bien perdido la imagen.
Tú vienes todos los días
Triste, ligera, impalpable,
Como un recuerdo lejano
Que en la memoria se abre.
Tras de ti van las estrellas,
Y llevas el sol delante;
Se apaga el día en tu velo,
De él mismo la noche sale.
Mezclas la luz y la sombra,
Y en ti son inseparables,
Como lo son en la vida,
La alegría y los pesares.
Y tú el término señalas
Del día, que apenas nace,
Cuando en el profundo abismo
Del tiempo pasado cae.
Hablan los ecos perdidos
Incomprensible lenguaje;
Y se tiende el pensamiento
Por inmensas soledades.
Crepúsculo del estío,
Tú en lágrimas te deshaces,
Como el amor de una virgen,
Como el suspiro de un ángel.
Todo es esencia en las flores,
Todo es arrullo en las aves,
Toda es lamentos el agua,
Todo es gemidos el aire.
José Selgas y Carrasco