DOÑA LUZ
XV
Estoy cansado, profundamente cansado hasta los huesos. No tengo nada más que el reloj al que doy cuerda todos los días como me doy cuerda a mí.
Este desierto no es árido ni tremendo. En él hay gente, árboles, edificios, automóviles, trenes, banderas y jardines. ¡Y qué desolación! ¿Qué estamos haciendo tú y el Viejo y yo? Caminar sobre la tierra o subterráneamente hacia el sol, hacia la boca del fuego redondo, hacia el hoyo que se abre en el cielo entre las constelaciones.
El espasmo del día, el corazón detenido de la noche, todo es igual, ay, todo es la muerte, la gran serpiente ciega arrastrándose interminablemente.
Jaime Sabines