DOÑA LUZ
XIV
Tú conoces la casa, el pequeño jardín: paredes altas, estrechas, y allí arriba el cielo. La noche permanece todavía sobre la tierra y hay una claridad amenazante, diáfana, encima. La luz penetra a los árboles dormidos (hay que ver la isla de los árboles dormidos en la ciudad dormida y quieta). Se imaginan los sueños, se aprende todo. Todo está quieto, quieto el río, quieto el corazón de los hombres. Los hombres sueñan.
Amanece sobre la tierra, entre los árboles, una luz silenciosa, profunda.
Me amaneces, dentro del corazón, calladamente.
Jaime Sabines