SOLILOQUIO Y PARADOJA DE LA MUERTE
Si a vida inmortal no voy
la muerte no existiría:
pues apenas si sería
un no ser lo que ahora soy.
Ella que es tanto, no es nada
si ella acaba toda vida:
pues antes no fue venida
ni después es recordada.
Si a la nada he de volver
¿qué es la muerte para mí?
Nada fui mientras viví:
y al morir, dejé de ser.
Ni a la muerte que me espera
ya puedo llamarla mía
si aquel ser que yo tenía
deja de ser cuando muera.
Sin vida no existe nada:
luego el trance de morir
¿sobre qué puede venir
siendo la vida acabada?
Si un otro vivir no es cierto,
el vivir es una pena
que cabe en el alma ajena,
mas no en mí que ya soy muerto.
Pero no: que en tal manera
mi muerte gran verdad es
que yo he de vivir después,
según el modo que muera.
Hay muerte porque, al sentirla,
por mía la he de sentir:
porque al punto de morir
ya empiezo a sobrevivirla.
Hay muerte porque es igual
nacer y morir: de suerte
que estoy cierto de mi muerte
porque me siento inmortal.
José María Pemán
Tomado de Obras completas. Ed. Escelicer. Madrid. 1947.