RITUAL
En un cañaveral rodeado de escombros
los ojos de la mantis
miran el cuerpo,
casi cadáver,
de una langosta.
Un gesto mío bastaría
para romper el hechizo, pero yo
también siento en mi sangre
el ansia de la devoración.
La tórtola inicia su canto,
la abubilla rebusca
en la basura
y el ratonero
acecha en el aire.
Vierte la mantis
el veneno de su mirada
en el corazón de la víctima.
La diosa se arrodilla y junta las manos.
La paz vaticina el festín.
José Luis Zerón Huguet