REENCUENTRO
¡El agua misteriosa callada y sensitiva
el agua de mis tiempos de la interrogación,
en que eran los ríos una página viva
y un libro de poemas cada constelación!
Sobre su frío espejo balanceaba la noche
la misteriosa gracia de la sombra y la luz.
Alas oscuras, y alas en luciente derroche
de oro desmenuzado. Luna y sol al trasluz.
Y ahora, de la dura ciudad sin una fuente,
otra vez con el agua me encuentro frente a frente,
alucinada y tensa, la pupila voraz.
¡Oh, maravilla mía, el agua de este río!
No ha de volverme nunca la gracia de mi Estío,
pero en el agua encuentro mi rostro montaraz.
Juana de Ibarbourou