SILENCIO
Mi casa tan lejos del mar
Mi vida tan lenta y cansada.
¡Quién me diera tenderme a soñar
una noche de luna en la playa!
Morder musgos rojizos y ácidos
y tener por fresquísima almohada
un montón de esos curvos guijarros
que ha pulido la sal de las aguas.
Dar el cuerpo a los vientos sin nombre
bajo el arco del cielo profundo
y ser toda una noche, silencio,
en el hueco ruidoso del mundo.
Juana de Ibarbourou
¹ Poema añadido en la edición de 1927, no aparece en las ediciones de 1919 y 1923.