LA PEDRADA
I
Era una tarde, y sobre el verde prado
Corría entusiasmado,
Cerca del bosque, candoroso niño,
Contemplando los valles y las lomas,
Las inquietas palomas,
Los arbustos y flores con cariño.
II
Poco á poco las nubes nacaradas,
De reflejos
bañadas,
Se tornaron en genios iracundos;
No eran ya nubes, eran nubarrones
Que huían cual legiones
De fantasmas terribles de otros mundos.
III
Todo estaba sin luz, todo sombrío:
El pavoroso río
Resonaba á lo lejos con violencia,
El niño lo escuchó quedo, muy quedo,
Sintió profundo miedo...
Como un vago estertor en la conciencia.
IV
Horrible tempestad se preparaba,
Y el niño que miraba
El hondo espacio por las nubes lleno,
Lanzó arriba una piedra, y al instante
Una chispa brillante
Surgió de allí con formidable trueno.
V
El niño huyó; bien pronto en el regazo
Con frenético abrazo
Estrechaba á su madre con anhelo.
Esta, afanada, preguntole «¡Hijo!
¿Qué tienes? » Y él le dijo:
«¡Escondedme por Dios!... ¡que he roto el cielo!»
Julio Flórez