COMO EL MAR
Llevas lumbre purísima en el alma,
y yo, sombra insondable de lo incierto;
tú de los lagos la apacible calma
yo, la calma espantosa del Mar Muerto.
Por eso, niña, cuando canto a solas
en esas noches del invierno largas,
mis rimas son como las turbias olas
de ese mar: melancólicas y amargas.
Julio Flórez