DESDE EL CARIBE
Nada he visto tan negro como esta noche... nada
tan fúnebre como este dilatado crespón
que invade mar y cielo... no alumbra a la enlutada
noche ni el tenebrario de una constelación.
El barco que me aleja cruje sobre el sollozo
de las aguas heridas por la hélice. El mar
escupe las tinieblas del vasto calabozo
de esta noche profunda como noche polar.
Llueve. De pronto el rayo parte en dos la negrura
de las sombras y ¡oh Patria! te anega en su fulgor;
y al verte yo, de lejos, solitaria y oscura,
como envuelta en los lutos de un eterno dolor,
pienso que eres la enorme y helada sepultura
de un gran muerto... de un muerto ya olvidado: ¡EL HONOR!
Julio Flórez