MARTA
XXI
La estrella que alumbró, como en un sueño,
el dormido remanso de mis horas;
¡Oh, mis tardes de amor! ¡Oh, mis auroras!
¡Oh, mi radiante porvenir risueño!
¿En dónde estáis?... ¡Si mi amoroso empeño
no basta a reviviros! ¡Si traidoras
garras te hieren, corazón... y lloras!
¡Si ya no soy de sus encantos dueño...!
¡Venga la Muerte y corte su guadaña,
a un tiempo, mi existencia maldecida
y este inmenso dolor que me acompaña!
¡Con su beso glacial... cierre mi herida
honda y sangrienta, la que nunca engaña!
Ven, ¡oh Muerte... y arráncame la vida!
Julio Flórez