MARTA
XIV
Era imposible detenerme; grave
misión iba a apartarme, de improviso,
de aquella flor del cielo; era preciso
partir al punto, y regresar.... ¡quién sabe!
En el lejano puerto ya la nave
me esperaba. ¡Tremendo compromiso!
¡Por cumplir un deber, el paraíso
dejar, y huir como del nido el ave!
Lento caía el gran crespón nocturno.
Marta gemía; de su llanto el fuego
¡me quemaba la boca!.... El taciturno
cielo, callaba; entonces, poco a poco,
fuime apartando de sus brazos.... ¡Luego,
hui, despavorido, como un loco!
Julio Flórez