MIOSOTIS
Alargó la mirada intensamente
y con ella abarcó las serranías,
húmedas azulosas y bravías
que sirvan de escabel al sol naciente.
Yo, que ya coronaba la pendiente
del más abrupto monte, entre las frías
nieves y brumas, las miradas mías
torné, lloroso, hacia la dulce ausente.
Estaba en el balcón, llena de duelo,
solitaria, ¡mirando hacia el lejano
monte en que me perdía!... Abriose el cielo
¡Y cuando en luz el sol anegó el llano,
ella aún agitaba su pañuelo
como una garza muerta entre su mano!
Julio Flórez